Cristiano Ronaldo va a poder jugar el Mundial. Esta parece ser la conclusión unánime en el seno de la selección portuguesa, aunque ninguna de ellas se atreve a asegurar que vaya a hacerlo seguro. Tiene una lesión que le obliga a parar. La tiene desde hace varias semanas, aunque ni la competición (Champions y Bota de Oro), ni su ambición le han permitido hacerlo.
Más allá de sus problemas en el muslo y en el gemelo, el temor de los servicios médicos lusos está en la sobrecarga del tendón rotuliano. Ya ha jugado con ella, pero el miedo que hay ahora es que esos partidos que disputó le hayan acercado a una rotura. Tras el sobreesfuerzo de Lisboa, muchos temían que hubiera llegado a ese punto. Pero no es el caso por ahora.

Las imágenes de la resonancia que le practicaron el sábado evidenciaron una tímida, pero insuficiente, mejoría. El tendón es muy fuerte y es complicado que se rompa. Solo se suele dar en futbolistas que han jugado infiltrados repetidamente, como le pasó al otro Ronaldo. No avisa y es muy raro que existan microrroturas: si se rompe, se rompe entero. Aun así, fuentes de la selección lusa consultadas por MARCA no se atreven a descartar una pequeña -muy pequeña- rotura: «Sería muy difícil de diagnosticar. Tiene una lesión muscular que está evolucionando bien, que precisa de tratamiento y reposo, algo que no ha podido hacer hasta ahora el jugador», explican.
La realidad es que el duro año de CR7 le ha obligado a llegar a Lisboa con riesgo de sufrir una tendinitis severa en el tendón y eso es lo que a marchas forzadas están tratando de evitar. De ahí el mantra que repite sin cesar Paulo Bento: «No vamos a poner en riesgo la salud de nadie».
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